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Icono de Payasospital: ojos y nariz de payaso

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Diario de un clown de hospital

A la segunda

Me pidieron entrar a una habitación donde había una niña que no conseguían calmar. Se llamaba Kateryna, tenía 9 años. Estaba llorando. Le acompañaba su madre y una traductora porque no hablaba español. Aquella mañana habíamos acudido para recibir a las familias de Ucrania que llegaban al Hospital La Fe con sus hijas e hijos con cáncer. A pesar de la dificultad del idioma, con mis artes mímicas había logrado conectar, jugar y hacer reír a algunos de ellos.

Rodeando la cama de Kateryna se encontraban varios miembros del personal sanitario. Yo no sabía muy bien cómo abordar la situación y decidí comenzar a tocar una canción suave acompañado con mi guitarra. El nerviosismo general y los lloros de la pequeña tensionaban más el ambiente. Yo mismo dudaba del efecto que podía tener mi aportación musical. Al poco tiempo, la niña ordenó que me fuera de allí, que no quería ninguna canción. Obedeciendo al instante, salí de inmediato, frustrado, pero acatando la decisión de la pequeña y aceptando la complicada situación.

Semanas más tarde, la volví a encontrar en el Hospital de día de La Fe. Esta vez yo iba con la Dra. Zirujuana (Mariló Tamarit). Kateryna estaba tranquila y disponible, acompañada de su mamá. Como de costumbre, llamamos a la puerta pidiendo permiso y ellas nos dejaron entrar. Ese día llevaba conmigo una tira de pegatinas y le invitamos a que eligiera una. Una vez hecha la elección, Zirujuana me pidió que se la regalara. Yo hice el gesto de dársela, pero me la quedé yo. Mi compañera se dio cuenta y me ordenó de forma contundente que se la diera. Volví a repetir la artimaña y la niña comenzó a reír. Estuvimos multiplicando la inocente broma una y otra vez. De forma ascendente Kateryna iba riendo cada vez más.

Al salir de la habitación, suspiré. Una sensación de alivio y satisfacción llenó mi corazón. Haber provocado esas risas fue un éxito inestimable. Pude constatar de primera mano la importancia del seguimiento y regularidad de nuestras visitas. Gracias Kateryna por esta segunda oportunidad, por tu generosidad y tus risas. 

Sergio Claramunt (Dotor Max Recetax)

Payaso Sergio abriendo mucho los ojos y con pinza en el sombrero